ESTIGMAS Y FIGURACIONES: La marginalidad dentro de la marginalidad

El Enfoque Figuracional de Norbert Elías me lleva a preguntar si en lima, en las zonas urbanos marginales, existen referentes diferencionales grupales que pudieran dar cuenta de una marginalización dentro de un contexto, de por sí, marginal.

Para resolver este problema recurriré al poblado de Manchay donde sus primeros pobladores se establecieron hace más de 20 años. Manchay a pesar de su cercanía con lima es un pueblo relegado y marginado que aun no se ha constitutito totalmente como centro urbano con los servicios de agua, luz, desagüe, pistas, veredas, etc. y cuyas estructuras sociales se entrelazan con elementos tradicionales.

Manchay de por si es una zona marginal que ha ido creciendo y formando diferentes asentamientos humanos en la periferia del “centro” (poblado original asentado en la zona plana de Manchay), ello a conllevado a que se cree estigmatizaciones que cuentan con referentes no solo de tiempo de asentamiento, si no de otro tipo que iremos desarrollando luego. Cabe rescatar que estas estigmatizaciones no son del todo aceptadas pasivamente, si no que estas se muestran en el constructo de los habitantes de las zonas periféricas como algo ajeno y existe una indiferencia amable reciproca entre ambos.

Existe la diferencia de categorías entre asociación de vivienda y asentamiento humano, al preguntar a algún poblador de la zona céntrica por aquellos lugares periféricos, se refiere a él como asentamientos humanos e invasión con aires de diferenciación.
Los referentes de diferenciación, además de ser el tiempo de asentamiento, el cual no es el primordial, se establecen referentes devenidos de la praxis y la visualización de un entorno de diferencias de infraestructura y de servicios. Como en el caso analizado por Norbert Elías, no hay diferencias raciales, nacionales, educacionales, etc. aunque existe cierta diferencia en lo económico por que la parte céntrica cuenta con actividad económica: micro comercio.
En una zona de origen de asentamiento informal movido por la necesidad de vivienda con alto índice de pobreza, los referentes de diferenciación se van basar en lo que ello implique, la calidad de vida en términos de infraestructura, tipo y ubicación de la vivienda y los servicios con los que cuenta. De allí se desprende la distribución del poder en los mismos términos en confluencia con la antigüedad y la experiencia de negociación con las autoridades; pero que en última instancia será determinado por otras razones.
Pero lo importante es la construcción de identidad y el estigma del valor humano en ambos sectores que en hipótesis tiene como principales referentes de diferenciación lo anteriormente expuesto.

En el centro se cuenta con servicio de luz, y teléfono, sin tener veredas ni calles asfaltadas; se abastecen de agua mediante un camión cisterna; en la periferia los servicios de luz son clandestino, el teléfono es escaso; de igual forma no cuentan con veredas ni calles asfaltadas y se abastecen de aguan por medio del camión cisterna. Existe gran diferencia en el tipo de material de la vivienda. Los del centro tienen casa con material noble, techadas, etc. Los de la periferia tienen sus casas de madera, esteras y cartones (algunos tienes de material noble). Los del centro se ubican en la parte llana, mientras que los periféricos toman gran parte del cerro; aquí es importante señalar el estigma del cerro, el cerro como referente de pobreza y marginalidad. La infraestructura pública se convierte, ahora en sus inicios, en un referente creciente de diferenciación, puesto que esta se inicia en la zona céntrica.
Hasta ahora hemos hecho un breve recuento de las diferencias existentes entres las dos zonas, ahora veremos como influye esto en la construcción de su identidad y la del “otro colectivo”.

Las diferencias de identidad se construyen en la praxis y en la observación panorámica de las diferencias físicas del entorno, creando de esta manera emociones y sentimientos hacia el “otro” que determinaran la postura cuando se interrelacionan en las relaciones de la vida cotidiana. La naturaleza geográfica de Manchay propicia el panorama, puesto que es una zona cerrada que solo se puede observar ambos hemisferios sociales, a diferencia de las zonas marginales donde la geografía es abierta y se puede ver como parte del panorama a diversos tipos de colectivos diferenciados. En estos casos los referentes de diferenciación se complejizan.

El aspecto de la zona específica crea ideas que se asocian con los niveles de desarrollo humano bajo el influjo de prejuicios, aunque en la realidad la diferencia no es tan abismal cuando nos referimos a condiciones de vida y necesidades objetivas. Existe mucha gente en las zonas periféricas que viven en condiciones mejores que otros de la zona céntrica, pero es la infraestructura, tipo y ubicación de la vivienda y los servicios con lo que cuenta lo que estigmatiza al los sujetos, sus condiciones de vida e incluso su calida de ser humano y ciudadano.

La visualización de la zona periférica desde el centro se ve afectada por las estigmatizaciones socialmente predeterminadas desde el proceso de urbanización marginal de lima. La imagen remite a pensar que se trata una zona peligrosa, de drogadictos y delincuentes. Pero el panorama cambia cuando estamos en el lugar: la gente es amable, los jóvenes hacen deporte organizado por las mismas comunas, organizan sus viviendas, construyen sus colegios y comedores populares; en tanto que el temor se pierde al interactuar con los habitantes. Lo referido por la gente de la zona céntrica, con respecto a los habitantes de la zona periférica, los estigmatiza por las razones ya dichas; no desliga al individuo de su entorno, lo refiere a él.
El panorama a la zona céntrica desde la periferia, también tiene matices estigmatizados. Al mirar al centro desde lo alto de un cerro nace el sentimiento de lejanía y por lo tanto de exclusión. Nace la necesidad de tener que llegar allí para satisfacer algunas necesidades y utilizar algunos servicios; se percibe, además, la frialdad de lo urbano, el movimiento comercial que crea desconfianza y despersonaliza el trato de los visitantes periféricos con los del centro.

Ello no trae conflicto extremo excluyente, se trata de una construcción del otro colectivo que determina pautas y tipos de conductas frente al otro en la vida cotidiana; pero que no es un factor determinante para la distribución del poder. Un ex dirigente de un asentamiento humano de la periferia señala haber sido presidente de todo Manchay y que no tuvo problemas por motivos de formas de asentamientos, sino de otro tipo que obedecen a factores externos; que más bien existe unificación en torno a intereses comunes. Aquí se puede tomar otro aspecto para poder entender esto último: Manchay no es una zona urbanizada, tiene muchas necesidades que satisfacer y la población no es en realidad tan heterogénea, tienen las mismas condiciones de origen y de desarrollo, comparten las mismas necesidades objetivas, las mismas formas de celebración, la gran mayoría son migrantes o descendientes de migrantes, por lo cual no se puede diferenciar razas, clases sociales ni culto religioso (a pesar de que existe otras doctrinas en la zona).

De todo esto se concluye que el poblado de Manchay tiene mucho de homogeneidad y que sus constructos de diferenciación y de identidad se basan primordialmente en el aspecto de la infraestructura, tipo y ubicación de la vivienda y los servicios con los que cuenta; es decir en lo que el individuo observa; pero que en el momento de la interacción esto queda de lado por que prima la homogeneidad social, cultural y económica, tanto de individuos como de necesidades de servicios, que en última instancia predomina en la distribución del poder; pero que en la vida cotidiana se refleja el sentido común construido por estos referentes de diferenciación.