LA ÉTICA Y DEMOCRÁCIA EN LA JUVENTUD


La Democracia es la filosofía social en el mundo de hoy. Hay muchísimos que se oponen a ella y muy pocos que realmente la entienden o creen en ella, ambos por la misma razón, que su aplicación real significaría un cambio fundamental en las instituciones sociales.
Los liberales predican la Democracia; también los conservadores y los socialistas. Incluso los comunistas marxistas defendían lo que llamaban "repúblicas democrático-populares". La democracia se concibe como un fin supremo para la organización; pero, no todos los que la utilizan, en tanto discurso, son en la práctica demócratas. La democracia ha sido traicionada y prostituida por la clase política que nos han gobernado; por totalitaristas y humanistas de todas las clases que han dejado y siguen dejando un gran vació en la esperanza del pueblo.
La Democracia es esencialmente moral y razón y en la práctica es ética (además de las acepciones políticas) y éstas deben regir o ser ejes de su propio ejercicio; es decir que, el ideal democrático, a pesar de sus múltiples interpretaciones y aplicaciones, no puede ser implementada sin reconocimiento de sus fundamentos morales básicos.
La construcción democrática de la sociedad, en un sistema de partidos, parte por construir un partido moral y éticamente democrático, más aun si nos jactamos de socialistas, libertarios y humanistas; es decir, construir “UN PARTIDO PARA TODOS” antes que “UNA PATRIA PARA TODOS”, donde los integrantes o militantes comprendan el sentido de la Democracia, la ejerzan y la enseñen dentro y fuera del partido. Un partido realmente socialista, libertario y humanista, y sobre todo democrático, irradiará su naturaleza y esencia al conjunto de la sociedad y establecerá el régimen democrático que deseamos; es decir “UNA PATRIA PARA TODOS”.
Un partido es para las futuras generaciones políticas que de él se originen; es decir, partiendo de la juventud actual que será el filtro político transgeneracional. En este sentido, la juventud de ahora, que tiene una tarea histórica y politica fundamental, debe formarse con los principios éticos y morales que implica la Democracia desde la esencia moral. La juventud debe estar comprometida con su formación, en primer lugar, para garantizar el cambio de la clase política. Si los jóvenes son absorbidos por el afán de protagonismo y poder, desde ya quedan fuera del proyecto de la transformación social.
Los jóvenes no debemos ser herederos de los conflictos políticos que arrastran algunos dirigentes políticos adultos; por el contrario, debemos superarlo. No deberíamos tener contrato de exclusividad personal con ninguno de ellos; sino con el ideal de UNA PATRIA PARA TODOS; es decir, con los principios éticos morales y democráticos que nos lleven al consenso y a trabajar por el ideal. Los jóvenes debemos construir una nueva forma de ejercicio político, puesto que somos los futuros representantes o participes de una nueva clase política con los mismos sueños de justicia que ahora nos unen. Partiendo de la pregunta ¿Qué clase de políticos queremos hoy? Respondámonos ¿Qué clase de políticos queremos ser?
En la historia política, la juventud ha sido siempre utilizada para promover la continuidad y conservadurismo de la práctica política corrupta, clientelista, y sin compromiso social y político verdadero. Muchas generaciones de jóvenes se han vuelto adultos y viejos sin haber concientizado los problemas estructurales de la sociedad. Los Jóvenes de ahora no debemos ser cómplices de esto, debemos romper con esta continuidad de la clase política y dar impulso a una nueva de quehacer político con el compromiso verdadero de querer construir UNA PATRIA PARA TODOS con ética y democracia como principio personal y partidario, dejando de lado lo que hasta ahora ha caracterizado a la clase política como el individualismo, el clientelismo, la corrupción, el populismo, etc.